Dámaris Morán
El Día de San Valentín, esa fecha marcada en el calendario para celebrar el amor en todas sus formas, se aproxima. Sin embargo, este año, la tradicional efeméride se ve envuelta en un halo de desilusión.
Algunos argumentan que las personas ya no se enamoran, o al menos, no lo hacen de la misma manera que antes.
La sociedad actual impone estándares de belleza y éxito en las relaciones que generan frustraciones. La idealización del amor romántico en películas, series y redes sociales crea una falsa expectativa que es difícil de alcanzar.
En la era de la inmediatez, las personas buscan relaciones instantáneas y gratificantes, sin invertir tiempo en la construcción de un vínculo profundo. La comunicación se vuelve superficial y el compromiso, un concepto en peligro de extinción.
La búsqueda de pareja se ha convertido en un juego superficial, donde las personas se deslizan por perfiles sin conectar realmente. Las relaciones se basan en la atracción física y la búsqueda de la «pareja perfecta», ignorando la importancia de la compatibilidad y la conexión emocional.
El enfoque en el desarrollo personal, la carrera profesional y las metas individuales ha relegado el amor a un segundo plano. Las personas se concentran en sí mismas y en su propio bienestar, dejando poco espacio para la construcción de una relación sana.
¿Es el fin del amor? No necesariamente. La forma en que las personas experimentan y expresan el amor ha cambiado con el tiempo. La sociedad, la tecnología y las prioridades individuales influyen en la manera en que se forman las relaciones.
Es necesario redefinir el concepto de amor y enfocarse en lo esencial: la conexión emocional, la confianza, el respeto mutuo y la comunicación honesta. El amor no se trata de encontrar a la «pareja perfecta», sino de construir una relación sana con alguien que te complementa y te hace crecer.
El Día de San Valentín puede ser una ocasión para reflexionar sobre el significado del amor en nuestras vidas y fortalecer las relaciones que ya tenemos. No se trata de regalos costosos o gestos grandiosos, sino de pequeños detalles que demuestren afecto y apreciación.
El amor sigue vivo, solo necesita adaptarse a los nuevos tiempos. Encontrar el amor en la era digital es posible, pero requiere de esfuerzo, paciencia y una mirada más profunda que las superficiales imágenes que nos rodean.